Desde el 18 de octubre sacude a Chile una generalizada protesta social que ha mantenido a miles de personas manifestándose en las calles a lo largo del país. Lo que se inició como un repudio al alza del precio del boleto del Metro de Santiago, pronto dio paso a una masiva expresión de descontento frente al modelo imperante en el país.
A 18 días del inicio del conflicto el país no retorna a la normalidad. La APEC y la COP25, fijadas para noviembre y diciembre respectivamente, fueron suspendidas por parte de la autoridad nacional. Sensible perdida esta última, ya que durante todo el 2019 sirvió para posicionar temas ambientales relevantes que no habían tenido visibilidad en la prensa masiva.
La Crisis en Chile es un conflicto Socioambiental
Existe algo de consenso en que el trasfondo de la crisis viene dada por los altos niveles de desigualdad que se mantienen en Chile a pesar de ser la economía con mayor PIB per cápita de América Latina. La gran deuda que mantenemos como sociedad viene dada por una mala distribución de la riqueza en un país donde esta se encuentra absolutamente dependiente de nuestros recursos naturales bajo un modelo extractivista.
La riqueza de nuestro territorio no ha sido bien repartida y la privatización de servicios básicos como la salud, educación y seguridad social no ha servido para mejorar la calidad de vida de la población. Ni el agua ni el paisaje se han salvado de esta realidad y la sistemática precarización de lo público ha ido en directo desmedro de quienes más apoyo necesitan en nuestra sociedad.
Como organización de base comunitaria que busca proteger los ecosistemas de montaña, conservar las zonas de escalada y fomentar el libre acceso a la montaña, hemos mantenido un silencio reflexivo el cual terminamos con el siguiente comunicado, más convencidos que nunca que la unión hace la fuerza y con la convicción de que toda crisis es una oportunidad para mejorar.
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