Día Internacional del Medio Ambiente | Un llamado a la acción

Las efemérides internacionales buscan sensibilizar, concientizar, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante que nos compete a todos y donde las sociedades y sus gobiernos están al debe. El llamado es a que se tomen medidas concretas y urgentes. 

Desde 1974, el 5 de junio se ha convertido en la fecha más importante en el calendario de la ONU para la acción medioambiental. Una iniciativa donde convergen diferentes actores de la sociedad a nivel global: gobiernos, empresas, celebridades, especialistas y ciudadanos, todos reunidos en torno a un tema ambiental apremiante.

Este año, el Día Internacional del Medio Ambiente hace un llamado a preocuparnos por pérdida de biodiversidad que estamos enfrentando (y causando como especie). Eventos recientes, como los incendios forestales sin precedentes en Brasil, California y Australia y la pandemia mundial del COVID-19, no solo nos demuestran, sino que nos hacen sentir, los efectos de la relación intrincada entre los humanos y las especies animales y vegetales con las que convivimos.

“La biodiversidad es la base que sustenta toda la vida en la tierra y debajo del agua”, asegura la ONU. Tiene relación con todos los aspectos de la salud humana. Proporciona agua y aire limpios, alimentos nutritivos, conocimiento científico y fuentes de medicamentos, resistencia a enfermedades naturales y mitigación del cambio climático. Cambiar o eliminar un elemento en esta intrincada red afecta todo el sistema de vida y puede producir consecuencias negativas.

Biodiversidad en ambientes de montaña

No todos los ecosistemas de las montañas son iguales. Los rápidos cambios de altura, la pendiente y la orientación respecto al sol, influyen enormemente en la temperatura, el viento, la humedad y la composición del suelo en distancias muy cortas. Estos sutiles cambios crean focos de vida únicos.

Entre todas las cordilleras del mundo, las situadas en un medio ambiente tropical tienen la biodiversidad más grande, particularmente las laderas orientales de Los Andes. Precipitándose desde las cumbres de las cordilleras que recorren Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela, las vertientes orientales de los Andes poseen un impresionante conjunto de ecosistemas, desde bosques lluviosos tropicales, bosques subalpinos, páramos montañosos y bosques nubosos, hasta pastizales montañosos, tundra, nieve y bancos de hielo. Cada una de estas zonas, comprendidos los bancos de hielo, tiene su propio hábitat, flora y fauna.

Las montañas desempeñan un papel esencial en el ciclo del agua. Cuando el agua se precipita en forma de nieve, se almacena hasta la llegada de la primavera y el verano. Al convertirse nuevamente en agua y bajar por vertientes y ríos, es el recurso hídrico fundamental para las poblaciones (en su amplio espectro) y los cultivos durante el periodo de menor pluviosidad. En las regiones áridas y semiáridas, más del 90 por ciento de los caudales fluviales vienen de las montañas. La biodiversidad de los sectores aledaños se ve afectada directamente por ellas.

Un llamado a la acción

La mitad de los 35 puntos críticos de biodiversidad en el mundo se encuentran en ecosistemas montañosos. Ecosistemas que, a su vez, son muy sensibles, tienen una biodiversidad única y albergan grandes variedades de especies endémicas.

Dentro de las principales amenazas que enfrentan las montañas, junto con el cambio climático, destacan la actividad excesiva de crías de animales, que causan erosión; la actividad minera, que afecta directamente la biodiversidad y los recursos hídricos de animales, plantas y localidades; y por último, la urbanización y la caza furtiva. 

Las montañas son sitios de alta diversidad y endemismo que requieren de nuestra atenta mirada y defensa comprometida. En Acceso Panam llevamos más de 10 años asumiendo el desafío de su protección con campañas y proyectos que buscan educar, sensibilizar y comprometer a escaladores y montañistas en su defensa.

Los últimos meses nos han demostrado el valor de local, de la colaboración y de la comunidad. Hemos aprendido a organizarnos, unirnos y colaborar, colocando objetivos comunes por delante de aquellos individuales. El encierro nos hace valorar hasta los más pequeños detalles de esa pared de roca, valle o montaña. ¡Es la experiencia completa la que se extraña! 

Si bien algunos están preparándose para retornar a las montañas, a otros en esta región del mundo, aún nos queda juntar paciencia, salud y altas vibras para afrontar el peak de la pandemia. Sea cual sea tu situación, hoy te invitamos a reflexionar sobre esas montañas, rocas y paredes. No solo son templos o patio de juegos, no solo son destinos a conocer o hitos a conquistar. Son el hogar de un sin número de especies con las que debemos aprender a convivir en esos espacios de manera de minimizar nuestro impacto. Te invitamos a ser parte activa de la protección de tus zonas de escalada y montaña. Transfórmate en el cambio que quieres ver en el mundo e inspira a los demás con el ejemplo. 

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